3/26/2006

Quiero el secreto

La Musa Trágica

Quiero el secreto. Desespero por encontrarlo. Jadeo, seco mis lágrimas y busco con desesperación. Parto por mí, remuevo mis entrañas. Saqueo lo que pueda esconderse en medio de mi grasa y miro sigilosa cada vuelta que dan mi cabellos. Es definitivo. En mi no está. (Puede ser por la simpleza mía que siempre he odiado).
Entonces busco en todos sin buscar. Me mata tanta complacencia. Y es que mientras espero, igual busco. Muevo los ojos de un lado a otro pendiente de las pisadas del resto, de sus sombreas, de sus aromas. Esperando que del halo de cada humano caiga el secreto que ando buscando y cuya ausencia, me agobia, me tortura, me mata. La espera me mata.
Tal vez, sólo deba esperar más. Ser más paciente. Sentarme en el balcón, desde arriba, con los ojos puestos en la vereda. Nunca despegarme.
Pero es mentira y ya debo dejar de mentirme. Me cargan esta especie de plazos que siempre me rodean. Una especie de “metarios” que dirigen cuál será mi vida futura.
¿Cuándo mierda voy a empezar a pensar con claridad? Es simple, tengo todo. Mi cabeza tiene que despejarse de esos pajaritos, pero ya, incluso mucho antes que la realidad sea quien mate cada una de mis ansias. ¿Es necesario ser masoquista?. ¿No puedo reprimirlo antes?. Debería, y por lo mismo busco.
Es por eso que esto se vuelve tan agotador. Y la nada es lo más agotador de todo.