Verte pedirme más...

La Musa Trágica

Conté cada uno de los 22 minutos exactos que me separaban del antro noticioso y mi casa. Pero mi verdadera casa. Mientras me asqueaba de las luces de Santiasco quería volar a unos brazos seguros. A esos que siempre te aceptan, siempre te ansian, siempre te esperan... esos que no son únicos pero sí son incondicionales, que sólo compartes con quienes son parte de los mismos abrazos. Quiero estar en la seguridad de mi casa. Mierda! soy una pendeja y quiero arrancar a los brazos de mi familia.

El trayecto parecía eterno. Mientras pensaba que lo que más deseo es abrazar la inocencia de mi pequeña niña, incrementaba mi enojo con Pelaofustán y me juraba a mi misma que no voy a dejar que nadie le haga daño a mi corazón. ¡Teniendo ese amor tan puro porque mierda tengo que aceptar miserias!.

Pero ¡Shame on me! ¡que verguenza combinar dos pensamientos tan disímiles! Uno plagado de inocencia, futuro, y mucho amor y el otro pintado con tintes lujuriosos, cuyas imágenes van más allá de lo que se siente y terminan en episodios de cuerpos desnudos.

Jack Daniel's ya se lo que estás pensando, pero tranquila... no hay nada que superar. De verdad. Pelaofustán solamente es el catalizador de un vacío mayor. No tiene tanta importancia, tres polvos no lo hacen un súper hombre (de hecho, en este caso lo bajaron de súper a súper pastel, y de hombre a tata. Resultado: me acosté con un tata súper pastel. Je!).

Hay veces en que los espacios - -
- - - necesitan tomar forma para dejarse expresar...

les cuesta dejarse llamar soledad... ssssssssshhhhhhhhhhhhhh

El fono....
Una salvadora llamada de Black Feet acaba de transformar mis lágrimas en una risa sincera.
-Aló LMS ¿quieres jugar un rato a reírte del mundo?
-síiii, este día ya me estaba resultando demasiado serio...