Polvos afrodisíacos
Jack Daniel's
Hola, en vista de que Musa Trágica ha mezclado como un tejido indivisible su historia con la mía, tal como nuestras vidas, me he visto en la necesidad de escribir mi visión de los hechos. Si bien ella tiene una capacidad exquisita para hacer suyos los sentimientos y emociones de otras personas y expresarlas a través de hermosas palabras, tal como si las estuviera viviendo, sería bueno que yo, Jack Daniel’s, dijera mi verdad. Pero ¿qué verdad? ¿La que yo quisiera que fuese o la que realmente está sucediendo? ¿Cuál es la frágil línea que permite sostener esa diferencia?¿ Es la maldita racionalidad o el miedo? ¿Por qué siempre esa disposición a esperar siempre lo peor? Claro que cuando sucede, mi vida sigue como siempre. Y por el contrario, cuando esos pequeños destellos de felicidad alumbran mi mirada, ésta está tan ciega y acostumbrada a no verlos, que pasan inadvertidos ante mis ojos cansados y tristes.
Hablando de esos resplandores, he tenido unos últimamente y lo más increíble de todo es ¡que los ví!. Bueno, la verdad que este brillo, más que observarlo lo sentí. Lo sentí en lo más profundo de mi ser, como si fuese una conexión orgánica, física, aunque en un principio no hubiese motivos para tenerla. Quién me los provocó, siempre se comportó de manera indiferente, casi imperceptible. Hasta que -bueno, ustedes imaginaran que mi chapa se debe a mi ingesta de alcohol un poco desbordada- un día en que mi embriaguez me permitió despojarme de mis miedos salté sobre él, como una hembra en celo que encontró, por la acción de las feromonas, al compañero perfecto para procrear y trascender.........De allí en adelante pueden haber dos versiones de los hechos : la que dice relación a que, claro, Frigorífico como hombre que es, no desperdició la oportunidad para entregarse a los placeres que esa muchacha vulnerable le estaba prometiendo con ese beso, -presiento que puede ser la verdadera- y la otra en que ese beso fue el pié para demostrar todo lo que sentía por ella........Para concluir, y ser acorde a los orgasmos que motivaron a Musa Trágica a escribir, digo que los polvos astronómicos que sentía que podía tener con este ser absolutamente erotizado a mis ojos no fueron tal, que llegué a la conclusión que hay gente que se puede llevar mal en la cama y finalmente, que no hay nada más afrodisíaco que el amor para tener un buen sexo.
Para Musa Trágica, esta desconexión se debió a la falta de orgasmos. Yo se lo refuto, pues con mis otras parejas, más de alguna vez quedé hambrienta de sexo al no culminar junto con ellos, lo que no implica el no gozar el acto mismo. Esta vez fue diferente. Sentí que, mientras yo quería compenetrarme con su cuerpo para poder ser uno, él estaba preocupado de acabar. Sin embargo, cuando estamos en mi cama, en los momentos previos, siento que ya llegué a él y él a mi y me basta con eso. Podría vivir sólo alimentada de sus besos, húmedos, calientes, llenos de deseos y que si en esos instantes somos uno a través de nuestros labios, lenguas y saliva. Pero cuando se va de mi cama, vuelve aquella maldita sensación de que aún está lejos y vuelvo a sentir frío en mi alma.
Hola, en vista de que Musa Trágica ha mezclado como un tejido indivisible su historia con la mía, tal como nuestras vidas, me he visto en la necesidad de escribir mi visión de los hechos. Si bien ella tiene una capacidad exquisita para hacer suyos los sentimientos y emociones de otras personas y expresarlas a través de hermosas palabras, tal como si las estuviera viviendo, sería bueno que yo, Jack Daniel’s, dijera mi verdad. Pero ¿qué verdad? ¿La que yo quisiera que fuese o la que realmente está sucediendo? ¿Cuál es la frágil línea que permite sostener esa diferencia?¿ Es la maldita racionalidad o el miedo? ¿Por qué siempre esa disposición a esperar siempre lo peor? Claro que cuando sucede, mi vida sigue como siempre. Y por el contrario, cuando esos pequeños destellos de felicidad alumbran mi mirada, ésta está tan ciega y acostumbrada a no verlos, que pasan inadvertidos ante mis ojos cansados y tristes.
Hablando de esos resplandores, he tenido unos últimamente y lo más increíble de todo es ¡que los ví!. Bueno, la verdad que este brillo, más que observarlo lo sentí. Lo sentí en lo más profundo de mi ser, como si fuese una conexión orgánica, física, aunque en un principio no hubiese motivos para tenerla. Quién me los provocó, siempre se comportó de manera indiferente, casi imperceptible. Hasta que -bueno, ustedes imaginaran que mi chapa se debe a mi ingesta de alcohol un poco desbordada- un día en que mi embriaguez me permitió despojarme de mis miedos salté sobre él, como una hembra en celo que encontró, por la acción de las feromonas, al compañero perfecto para procrear y trascender.........De allí en adelante pueden haber dos versiones de los hechos : la que dice relación a que, claro, Frigorífico como hombre que es, no desperdició la oportunidad para entregarse a los placeres que esa muchacha vulnerable le estaba prometiendo con ese beso, -presiento que puede ser la verdadera- y la otra en que ese beso fue el pié para demostrar todo lo que sentía por ella........Para concluir, y ser acorde a los orgasmos que motivaron a Musa Trágica a escribir, digo que los polvos astronómicos que sentía que podía tener con este ser absolutamente erotizado a mis ojos no fueron tal, que llegué a la conclusión que hay gente que se puede llevar mal en la cama y finalmente, que no hay nada más afrodisíaco que el amor para tener un buen sexo.
Para Musa Trágica, esta desconexión se debió a la falta de orgasmos. Yo se lo refuto, pues con mis otras parejas, más de alguna vez quedé hambrienta de sexo al no culminar junto con ellos, lo que no implica el no gozar el acto mismo. Esta vez fue diferente. Sentí que, mientras yo quería compenetrarme con su cuerpo para poder ser uno, él estaba preocupado de acabar. Sin embargo, cuando estamos en mi cama, en los momentos previos, siento que ya llegué a él y él a mi y me basta con eso. Podría vivir sólo alimentada de sus besos, húmedos, calientes, llenos de deseos y que si en esos instantes somos uno a través de nuestros labios, lenguas y saliva. Pero cuando se va de mi cama, vuelve aquella maldita sensación de que aún está lejos y vuelvo a sentir frío en mi alma.
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